Bultos en el cuello: ¿Qué son y cómo identificarlos?

Los bultos en el cuello son una preocupación común, ya que pueden tener diversas causas, desde afecciones benignas hasta patologías más serias. Por este motivo, identificar correctamente su origen es crucial para determinar si requieren atención médica inmediata. 

En este artículo, exploraremos las causas, síntomas y signos de alarma de los bultos en el cuello para ayudarte a comprender mejor su significado y nivel de gravedad. ¡Sigue leyendo! 

Clinica Medicina Intervencionalista Valencia

¿Qué es un bulto en el cuello?

Un bulto en el cuello es una protuberancia, masa o hinchazón en el área cervical. Puede variar en tamaño, consistencia y sensibilidad. En algunos casos, el bulto es visible, mientras que en otros solo es detectable al tacto.

Existen diversos tipos de bultos, como ganglios linfáticos inflamados, quistes, lipomas y tumores. Por su parte, la mayoría de los bultos en el cuello son benignos y temporales, pero es fundamental observar su evolución y características para descartar patologías más graves.

Causas comunes de los bultos en el cuello

Las causas de los bultos en el cuello pueden dividirse en tres grandes categorías: infecciones, quistes o tumores. A continuación, desde Uveax, entramos en detalle en cada una de ellas.

1. Ganglios linfáticos inflamados

Los ganglios linfáticos son bultos en el cuello que pueden inflamarse como respuesta a infecciones virales o bacterianas. Algunas de las causas incluyen:

  • Infecciones respiratorias (resfriado, gripe, amigdalitis)
  • Mononucleosis infecciosa
  • Tuberculosis
  • VIH
  • Enfermedades autoinmunes

Los bultos en el cuello que duelen suelen estar relacionados con infecciones y pueden ir acompañados de fiebre, fatiga y malestar general. Generalmente, desaparecen a medida que la infección se resuelve.

2. Quistes y tumores benignos

En segundo lugar, los quistes son cavidades llenas de líquido que pueden formarse en diversas partes del cuerpo, incluido el cuello. Entre los más comunes están:

  • Quistes sebáceos: se originan en las glándulas sebáceas y pueden infectarse.
  • Lipomas: acumulaciones de grasa bajo la piel, generalmente indoloros.
  • Adenomas de glándulas salivales: tumores benignos en las glándulas productoras de saliva.

Un bulto pequeño en el cuello de consistencia blanda y móvil suele ser benigno, aunque si crece rápidamente, es recomendable consultar a un médico.

3. Tumores malignos

En casos menos frecuentes, los bultos en el cuello también podrían ser un signo de cáncer. Algunas posibilidades incluyen:

  • Linfomas (cáncer del sistema linfático)
  • Carcinoma de tiroides
  • Metástasis de cáncer de cabeza o cuello

Los bultos duros en el cuello que no duelen y persisten por varias semanas deben ser evaluados médicamente, especialmente si se acompañan de pérdida de peso, fatiga o dificultad para tragar.

4. Nódulos en el cuello

Por último, los nódulos en el cuello pueden deberse a diversas causas y, al igual que los bultos, es importante analizarlos según su contexto. Algunos tipos comunes de nódulos incluyen:

  • Nódulos tiroideos: pueden ser benignos o malignos y están relacionados con afecciones de la tiroides.
  • Nódulos linfáticos persistentes: pueden ser signo de infecciones crónicas o enfermedades autoinmunes.
  • Nódulos salivales: relacionados con enfermedades inflamatorias o tumores de las glándulas salivales.

Si un nódulo en el cuello persiste por varias semanas o presenta características sospechosas, se recomienda acudir a un especialista para su evaluación.

¿Cómo saber si un bulto en el cuello es malo?

Existen ciertos signos de alarma que pueden indicar que los bultos en el cuello requieren evaluación médica inmediata. Si un bulto en el cuello persiste por más de dos semanas sin mostrar disminución de tamaño, o si crece de manera rápida y progresiva, es esencial acudir a un especialista. También es preocupante cuando el bulto presenta una consistencia dura e inmóvil, ya que esto puede indicar una patología más seria.

Otro aspecto a considerar es la ausencia de dolor, ya que los bultos dolorosos suelen estar relacionados con infecciones, mientras que los indoloros pueden ser signo de afecciones más graves. Por otro lado, si el bulto se acompaña de síntomas como dificultad para tragar, ronquera o sudoraciones nocturnas, es fundamental realizar estudios médicos para descartar enfermedades subyacentes.

Diagnóstico y pruebas médicas

Para determinar la causa de un bulto en el cuello, el médico puede realizar un examen físico detallado, evaluando el tamaño, movilidad y sensibilidad del bulto. Posteriormente, pueden solicitarse análisis de sangre para detectar infecciones o alteraciones tiroideas. Además, la ecografía es una herramienta clave, ya que permite diferenciar entre un quiste lleno de líquido y una masa sólida, orientando así el diagnóstico. 

En casos donde se sospeche una posible malignidad, la biopsia por aspiración con aguja fina (BAAF) guiada por ecografía se convierte en un procedimiento esencial, permitiendo la extracción de células para su análisis patológico con precisión y seguridad.

Tratamiento de los bultos en el cuello

En cualquier caso, el tratamiento de los bultos en el cuello dependerá de la causa subyacente, destacando la radiología intervencionista como una práctica que ha revolucionado las opciones terapéuticas al minimizar la necesidad de cirugías invasivas. Así, en el caso de infecciones, se prescriben antibióticos o antivirales según el agente causal. Para los quistes y lipomas, los procedimientos guiados por imagen permiten su drenaje o extirpación de manera precisa y con menor tiempo de recuperación.

En el tratamiento de los nódulos tiroideos benignos, la ablación con radiofrecuencia es una alternativa eficaz para reducir su tamaño sin requerir cirugía. En cuanto a los tumores malignos, el tratamiento puede incluir cirugía, radioterapia o quimioterapia, con el apoyo de biopsias dirigidas por imagen para un diagnóstico preciso y una planificación terapéutica más efectiva

La aparición de bultos en el cuello puede deberse a causas benignas o a patologías más graves. Si bien muchos desaparecen por sí solos, es crucial estar atento a su evolución y consultar a un profesional en caso de signos de alarma. ¿Necesitas más información? Contacta con nosotros.

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